El
Circo
En
estos días me estuve acordando del circo.
Del
circo que llegaba al barrio, la carpa que se instalaba en el baldío.
Donde
el acomodador es a la vez el payaso.
El
malabarista doma al único león flaco que hay,
y
en el intervalo vende pochoclos y manzanitas.
Siempre
tuve debilidad por este espectáculo, me hace vibrar,
me
emociona, me rio hasta las lágrimas.
Recuerdo
una rutina de payasos nítidamente.
El
payaso se enamora de una chica del público.
El
maestro de ceremonias le enseña a alagarla.
Va
diciendo esta frase mientras el payaso repite.
Maestro:
-"Por ti mujer adorada".
Payaso:
-"Por ti mujer pelada"
Maestro:
-"eres la perla más amada".
Payaso.
-"Eres la perra de tu hermana".
Maestro:
-"De mi corazón con nubarrones".
Payaso:
-"Porotos con chicharrones".
Esto tan simple bastaba para que me
estornillara de la risa.
Creo
que ahora me reiría con las mismas ganas.
Estas
rutinas son clásicas, tienen un formato bien definido, con sus propios
códigos.
Por
ejemplo el Chavo del Ocho tenía el esquema de estas rutinas.
Partes
de sus libretos eran directamente clásicos de circo.
¿Anda
a saber a cuento de qué?
Pero me vino esta nostalgia a la memoria,
y
lo volqué pintando un cuadro de un circo.
Para
mi cuñada Nora, de quien el payaso una vez se enamoró de ella cuando fuimos al
circo, y hoy ya no está entre nosotros y se la extraña mucho.
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