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lunes, 31 de agosto de 2015

LA TIERRA pagina 43

La Tierra

Ayer  fue la conmemoración del día de la tierra.
Todos los comentarios que escuche en los medios de comunicación, eran sobre el cuidado del planeta.
En especial la responsabilidad que tenemos todos como individuos.
El asunto es que vos, Si vos que miras para otro lado, vos que apagaste el pucho en la vereda, vos sos el responsable del calentamiento global.
Las  grandes empresas, la minería a cielo abierto, las centrales nucleares, la perdida de selvas no tienen nada que ver.
Bueno este es otro tema.
Yo quiero hablar de la tierra desde otro ángulo.
Es que algunos tienen mucho más que conmemorar que otros.
Vaya aquí algunos ejemplos.
Grupo El Tejar 700.000 hectáreas cultivadas de soja en Latinoamérica.
Benetton posee 970.000 hectáreas en la Patagonia.
George Soros cuenta con 468.000 hectáreas.
Bunge Y Born 260.000.
Pérez  Companc 155.000.
A mi vecina la Peri le contabilice 32 masetas en el patio.
Don Cirule que todavía no pudo hacer el contrapiso de la casa y se da el lujo de tener el piso de la cocina y pieza de tierra.
Mi primo Julio, que entre las patas y orejas ostenta dos kilogramos de tierra fértil.
Por último el Peruano de la verdulería de la esquina, que las papas que vende contienen 30% papa, 70% tierra.
E aquí una larga lista de terratenientes.




viernes, 28 de agosto de 2015

LOS MIEDOS DE CARLOS pagina 42

Los miedos de Carlos

En el psiquiátrico siempre andábamos juntos los mismos seis.
Nos habíamos hecho amigos y desayunábamos, almorzábamos, cenábamos y tomábamos mates sentados a la misma mesa.
En el grupo estaba Carlos, un muchacho muy bueno, siempre alegre, al menos cuando estaba despierto, ya que dormía mucho,  nos pedía que lo despertemos por temor a que su sueño vaya a parar a su historia clínica, algo temido por casi todos.
Su personalidad, un tanto traviesa y otro tanto temerosa.
Había estado internado en una granja durante cinco meses y medio sin poder recibir visitas, hasta que en ese tiempo prudencial, descubrieron que su patología era para internarlo en el loquero, así fue como llego con nosotros.
Un lunes le avisan que el viernes recibiría la visita de su novia, con la cual hacia ya seis meses no se veían.
Carlitos estaba afligido, tan desesperado diría, que no podía disfrutar la noticia.
Balbuceaba un poco al hablar y no podía controlar su saliva a causa de la medicación.
No paraba de hablarnos de sus miedos al reencuentro, ¿Cómo lo iba a encontrar su novia?, seguro saldría espantada, pensaba.
Nosotros tratábamos de calmarlo continuamente.
El pidió a los médicos si solo por ese viernes podía no tomar la medicación, de este modo no babear frente a su chica.
La respuesta fue negativa, se podría deprimir sin los comprimidos.
Y Carlitos se deprimió
Nosotros como si fuésemos foniatras, lo hacíamos practicar como modular al hablar, con magros resultados, no podía ser de otra manera,  entre los seis no había uno que hablase correctamente.
Transcurrían las horas haciendo ejercicios, cada día que pasaba estaba más asustado.
Entre todos fuimos preparando el viernes.
La mejor camisa de uno, el mejor saquito de lana de otro, un pañuelo para el cuello, así fue como se eligió el vestuario.
Recién bañado, bien afeitado y vestido de la mejor manera posible, acompañado por nosotros, espero tembloroso en el patio de visitas la llegada de su novia, preguntándonos a cada instante si se veía bien.
La vimos entrar, era una chica muy linda, alta, nos corrimos a un costado para que él pudiese recibirla solo.
La joven se acercó decidida, con un gran abrazo, un ¡qué lindo que estas mi amor!, y un cálido beso en la boca, ahuyento en un instante, todos los fantasmas de Carlitos.



miércoles, 26 de agosto de 2015

EL CIRCO pagina 41

El Circo

En estos días me estuve acordando del circo.
Del circo que llegaba al barrio, la carpa que se instalaba en el baldío.
Donde el acomodador es a la vez el payaso.
El malabarista doma al único león flaco que hay,
y en el intervalo vende pochoclos y manzanitas.
Siempre tuve debilidad por este espectáculo, me hace vibrar,
me emociona, me rio hasta las lágrimas.
Recuerdo una rutina de payasos nítidamente.
El payaso se enamora de una chica del público.
El maestro de ceremonias le enseña a alagarla.
Va diciendo esta frase mientras el payaso repite.

Maestro: -"Por ti mujer adorada".

Payaso: -"Por ti mujer pelada"

Maestro: -"eres la perla más amada".

Payaso. -"Eres la perra de tu hermana".

Maestro: -"De mi corazón con nubarrones".

Payaso: -"Porotos con chicharrones".

Esto tan simple bastaba para que me estornillara de la risa.
Creo que ahora me reiría con las mismas ganas.
Estas rutinas son clásicas, tienen un formato bien definido, con sus propios códigos.                    
Por ejemplo el Chavo del Ocho tenía el esquema de estas rutinas.
Partes de sus libretos eran directamente clásicos de circo.
¿Anda a saber a cuento de qué?
 Pero me vino esta nostalgia a la memoria,
y lo volqué pintando un cuadro de un circo.

Para mi cuñada Nora, de quien el payaso una vez se enamoró de ella cuando fuimos al circo, y hoy ya no está entre nosotros y se la extraña mucho.



martes, 25 de agosto de 2015

NATIONAL GEOGRAPHIC

National Geographic     

Anoche estuve mirando en TV National Geographic.
En el programa, tres personas testimoniaban de su experiencia en el momento de estar muy cerca de la muerte.
Los tres contaban como viajaron a un prado muy bello, se encontraron con seres queridos ya muertos y todo el piripi pi conocido y luego regresaron.
Todo esto mostrando como es la muerte, como se vive en el más allá, o mejor dicho como se está muerto en el acá...y más allá.
De esos programas pedorros seudocientíficos.
Pienso que según las creencias religiosas o esotéricas que uno tenga, se toma desde un ángulo distinto.
Yo como buen ateo, creo que se transitan lindos sueños y no más que eso.
En el momento que estuve en estado crítico, cuando los médicos no daban dos mangos por mí, me paso algo similar, aunque estaba en estado de coma lo recuerdo nítidamente.
Me creció una capa larguísima y salí volando.
Era de noche y volaba muy alto, abajo podía ver las luces de pueblitos, separados unos de otro por campos.
Al momento que sobrevolaba uno, a este se le cortaba la luz.
Así con todos, era como que yo les quitaba la energía al pasar.
Tal vez que de puro contreras, en vez de ver la luz yo la apagaba.
Aterricé en un campo muy lindo, este sí, todo iluminado.
Sentado en un tronco estaba mi nieto, parado a su lado mi hijo.
Le dije que me perdonara, que había hecho todo el esfuerzo para vivir pero no pude.
Que no se haga problema, yo estaba bien, que estaría bien.
Podía hablar con ellos pero no tocarlos, ya que ellos estaban vivos y yo muerto, a partir de ahí no recuerdo nada más.
Tomo esto como un sueño, muy vivido pero un sueño.
Tal vez al estar al borde de la muerte nuestra mente nos protege con este tipo de  cosas.
Así como cuando una persona cae de un edificio y se desmaya en el aire, esto es una protección para no sufrir el golpe.
Te diría que dejes todo en la vida, no hay que sufrir para ganarse el cielo.
Si fuese por los pecados, yo no hubiese volado ni medio metro.
Todo lo importante esta acá, ahora.
La mente humana no fue lo suficientemente estudiada por la ciencia todavía.
Pensemos que la medicación psiquiátrica lleva unos cuarenta años nomas.
Antes de los años setenta sufrías esquizofrenia paranoide o eras maniaco depresivo y te jodias.
No le temo a la muerte para nada, ningún golpe es mortal si no se le teme a la muerte, (dice Amparo Ochoa), juego con ella desde una distancia prudente.
Las veces que le jugué más de cerca me metí en problemas.
Si a vos también te da por jugar y notas que algunas veces te gusta acercarte más.

"Salute", te has ganado un voucher para psiquiatría.

lunes, 24 de agosto de 2015

LAS FACTURAS pagina 39

Las facturas   

El sábado por la mañana, me dijeron en casa que tenían ganas de comer facturas.
A propuesta mía lo dejamos para el domingo.
El sábado comimos tostadas con mermeladas.
Me comprometí a ir temprano a la Romana.
Esta es una confitería que queda a seis cuadras, en la cual hacía mucho tiempo no comprábamos.
Como me levanto muy temprano, espere ansioso que fueran las ocho para ir a comprar.
Fui caminando tranquilo, jugando a no pisar las rayas de las baldosas.
Mientras, me saboreaba con ese desayuno especial que era inminente.
La Romana no te las envuelve en papel blanco, ni te las despacha en bolsita.
Estas facturas son dignas de poner en cajita de cartón, con manijita y todo, parece un pequeño maletín.
Seis cuadras mediante, lo primero que me sorprendió fue el cartel, facturas $ 28, con dulce de leche $ 30.
En un primer momento pensé, ¡que piojosos!, pero los justifique, claro, un buen dulce de leche sale caro.
No me iba a fijar en gastos, así que pedí surtidas, docena y media.
Las que no había eran tortitas negras, las únicas que le gustan a mi hijo Martin, en ese caso come una sola medialuna.
A la hora del mate continuaron las sorpresas.
A las facturas las comparamos en tamaño con mi celular, un Nokia chiquito con linternita del año del jopo, perdieron por goleada.
Los churros rellenos, efectivamente estaban rellenos, de churros.
Al menos era la única masa que se podía diferenciar, el resto estaban hechas de la misma solo que con distinto formato.
Todas las de dulce de leche, ¡que van a tener dulce!, eso era un "simulacro" de dulce de leche.
Hasta las medialunas no estaban lo suficientemente dobladas, se las confundía con los vigilantes.
En el revoleo no sabías quien era medialuna y quien vigilante, quien vigilante y quien medialuna, salvo preguntándoles el nombre.
Hago público esta denuncia de haberme robado una ilusión.
Señor fiscal, tome cartas en el asunto.
Los mates del domingo fueron con facturas de la Romana, cuarenta y cinco pesos mediante, añorando las tostadas con mermelada.



viernes, 21 de agosto de 2015

TERAPIA TEATRAL pagina 38

Terapia teatral

En el manicomio dos veces a la semana teníamos teatro después del almuerzo.
Esta terapia se realizaba yendo por el pasillo de la enfermería en la segunda sala.
Era una actividad muy esperada, nos gustaba mucho, todos los de mi grupo asistíamos.
Un día comenzó a participar una interna nueva, el terapeuta nos hiso parar en ronda y la presento, acto seguido, los ejercicios de relajación como en todas las clases.
-“Flojos, movemos la cabeza despacio”, dijo el profesor, hasta que la nueva interrumpió.
Mirando a una compañera le dijo, -“Vos te pareces a alguien”.
-“Sigamos movemos las manos en redondo”, trato de retomar la clase el terapeuta.
-“Yo te conozco, vos sos una madre de plaza de mayo”.
-“No te confundís”, contesto Adriana.
-“Bueno sigamos”, dijo el terapeuta, pero la nueva mirando a otro compañero interrumpió nuevamente.
-“Vos tenes cara conocida”.
-Basta de parecidos”, dijo el profesor, -“sigamos con los ejercicios, sacudimos los brazos, estiramos el cuello”.
Al minuto nueva interrupción, -“¡Ya se!, yo te conozco vos eras el cura de la Medalla Milagrosa”.
-“Ma que cura, yo estoy acá por falopero”, contesto el compañero interpelado.
-“Basta, basta, sigamos con la clase después charlan”, dijo bastante irritado el profesor.
-“Relajamos el cuerpo, tiramos la cabeza hacia adelante”… -“Vos te pareces a alguien”, volvió a interrumpir esta vez mirándome.
-“Chau ahora somos todos como chanchos”, pensé en vos alta, lo suficiente para que me escucharan todos.
-“Eso chanchos, vos cuidabas los chanchos en la granja don Zenón de Lujan, yo te vi”.
Ofuscadísimo el guía de la clase dio por terminada la relajación.
-“Listo, vamos a pasar a hacer una improvisación, vos que charlas tanto te paras ahí y vas a ser un ama de casa”.
-“Vos Beto salís afuera y vas a golpear la puerta y comienzan a improvisar”, ordeno el terapeuta, con los quinotos inflados en su máxima capacidad.
Beto se colocó fuera de la sala, la nueva simulaba pasar el plumero en la casa.
De pronto se escucha golpear la puerta y comienza la escena improvisada.
-“Si, ¿quién es?
-“Yo, el chanchero”, respondió Beto.
El terapeuta corto las risotadas de todos.
-“Bueno, listo, terminamos por hoy”, con tono seco dando por terminada la clase.
La nueva lo miro y le dijo la frase de la discordia, -“vos te pareces a alguien”.
El terapeuta la tomo de un brazo y la llevo a la enfermería, nosotros los seguíamos a una distancia prudente.
Le dieron una cucharada de medicamentos.
Las pastillas te la daban así, disueltas en una cuchara, tras la cual te obligaban a tomar un vaso de agua.
De este modo se aseguraban que nadie pudiese esconder los comprimidos debajo de la lengua para luego ir al baño y escupirlos.
Después del cucharazo, la llevaron a su habitación, serian alrededor de las dos de la tarde.
Durmió la siesta hasta la hora de la cena, una enfermera la despertó para que comiese.
Mientras la metían en el cuarto nosotros nos quedamos charlando en el pasillo, paso el terapeuta y nos advirtió.
-“Ustedes más le vale que se porten bien ¡eh!, un ratito nomas y se van a dormir la siesta también, ¿está claro?”.
Nos corrimos hasta la curva del pasillo para no molestar el paso, en ese lugar este era un poco más ancho.
En forma de ronda, tranquilos nos quedamos hablando de lo que había pasado, y de que la nueva estaba loca.
Sin decirlo, de reojos nos mirábamos unos a otros.
Todos en lo mismo, todos tratando de encontrarnos un parecido.


miércoles, 19 de agosto de 2015

BIPOLARIDAD pagina 37

Bipolaridad  

En el día de ayer, fue noticia la decisión de quitarse la vida del ex intendente de la ciudad de Córdoba.
Se decía que padecía de bipolaridad y en los últimos meses estaba pasando por un poso depresivo.
Un dato es que de cada tres suicidas, dos son maníacos depresivos, (o más conocidos popularmente como bipolares).
Muchos no saben que padecen la enfermedad.
De los que están al tanto, muchos sin tratamiento alguno.
Así como a mucha gente les cuesta comprender que alguien, (muchas veces sin ser plenamente conscientes), atente contra su vida, también cuesta comprender y aceptar que padeces la enfermedad.
Es frecuente revelarse contra la medicación, dejar de tomarla y saz, viene una crisis.
Al menos yo repetí eso varias veces.
Hasta que empecé a jugar con la locura, a reírme de ella.
Fue la mejor manera que encontré para aceptar tanto tratamiento, tedioso y de por vida.
El estigma ayuda bastante a que te niegues a aceptar una enfermedad mental.
Los locos tenemos mala prensa.
Los locos son pobres, violentos, impredecibles...
¡NO!
La realidad es que no importa la situación económica, ni la capacidad intelectual para padecer una enfermedad psiquiátrica.
Ni se es más violento que otras personas.
Si tú diagnóstico es maníaco depresivo y hace poco que empezaste el tratamiento.
Que no te importe la locura, habla con la psicóloga, Mandate las pastillas, hacete amigo del Psiquiatra, “únete al club”.
Quédate tranquilo, por los que conozco, y son muchos, la cuenta me da un 90 % de  locos lindos.




martes, 18 de agosto de 2015

TITANES EN EL RING pagina 36

Titanes en el ring

Me viene a la memoria algunas carencias del pasado.
Recuerdo en mi juventud que eran muy pocas las casas que tenían teléfono, y escasos los teléfonos públicos.
Esto no pasaba por ser todos pobres, muchas personas pedían el servicio a ENTEL; (compañía Telefónica), y quedaban en lista de espera por varios años.
Cuando digo varios, me refiero a quince o veinte años, no es una queja de puro mañoso.
En mi casa cuando necesitábamos hacer una llamada teníamos que caminar ocho cuadras hasta una estación de servicios.
“La puma” la llamábamos, por el nombre de su marca de combustible.
Mientras caminábamos íbamos implorando que del teléfono no colgara el cartelito de “no funciona”, en ese caso teníamos que caminar otras ocho cuadras  hasta Loma Verde.
Allí había un bar que contaba con el segundo teléfono en el ranking de cercanía.
No pocas veces nos encontrábamos con que este tampoco funcionaba.
En ese caso había que desandar las dieciséis cuadras y caminar otras veinte hasta la estación de Adrogué para intentar hacer la llamada, que a esa altura si era urgente ya había prescripto.
Hurgando un poco más en mi memoria esta me transporta a mi niñez.
No todos los hogares tenían televisor, en mi casa no lo había.
Una vez a la semana trasmitían de veinte a veintidós horas Titanes en el Ring.
El hombre de la barra de hielo, la viudita misteriosa, la momia, Rubén Peucelle, el campeón Martin Karadagian.
Acá seguramente se me dividen los lectores, los que tengan más de cincuenta recordaran con una sonrisa en la boca, -“El Hombre de la barra de hielo”.
Los jóvenes dirán –“de que mierda está hablando este”.
Volviendo a Titanes en el Ring, nadie quería perderse este espectáculo.
Toda mi familia íbamos a verlo a casa de un vecino, la casa de los Ferreira.
Nuestros vecinos eran un tanto particular, Norma era muy grandota, alta, de 145 kilos y de carácter fuerte y dominante.
Su esposo Don Ferreira, flaquísimo, no pasaba del metro cincuenta, tímido, y se ve que lo único con carácter eran sus espermatozoides, ya que sus tres hijos tenían la mitad de la estatura de cualquier otro chico de su edad.
En el comedor se armaban las sillas en rueda frente al televisor.
Todos sentados menos Norma, que por motivo de su peso veía el programa desde una cama.
Las más fanáticas y entusiastas, ella y mi madre, vivían las peleas como si fuesen ciertas.
Por supuesto que su ídolo era el Campeón Martin Karadagian, un señor gordito petizo y canoso.
La primer lucha el duelo que había quedado pendiente desde la semana anterior, la invencible Momia contra el Campeón.
Primero sube al ring La Momia, con la parsimonia característica de estas.
En segundo lugar entra El ídolo de grandes y chicos, perseguido de cerca por la Viudita Misteriosa.
Durante la pelea las entusiastas de la platea improvisada en lo de los Ferreira, gritaban desaforadamente alentando a su luchador preferido.
Karadagian era el único de los contrincantes que conocía el punto débil de La Momia.
“El cortito de Martin Karadagian”.
Este consistía en un simple golpe con el codo en la espalda.
La lucha era favorable al hombre cubierto de vendas, hasta que por fin el campeón le aplica el famoso Cortito.
Para excitación de todos, los dos luchadores quedan abrazados uno mirando hacia un lado y el otro al revés.
Norma hace un movimiento brusco, una especie de salto en la cama al grito de –“Métele un dedo en el culo”.
Su cama no resistió el peso, con un gran crujido se desplomo, dejando la en el suelo aplastada con el respaldar de hierro.
En vano fue el esfuerzo por levantarla, ni todos juntos teníamos la fuerza suficiente.
El caos se apodero de la sala, Don Ferreira inútilmente trataba de quitarle el respaldar de su cabeza, sus hijos lloraban desconsoladamente, mientras mi madre gritaba a viva voz, -“Réferi bombero, Réferi bombero”
Fue en ese momento que Don Ferreira tomo su bicicleta y salió volando hacia el cuartel a pedir auxilio.
Eran menos de las ocho y media cuando llego.
Los bomberos como el país estaban pegados al televisor, durante la tanda publicitaria lo atendió el jefe.
Mientras en la casa, Norma aplastada por su propia cama estaba poniéndose  morada, los ojos saltones, se le escuchaba como en susurro pedir agua, era un sonido gutural casi imperceptible, sus piernas comenzaban a tener movimientos espasmódicos.
A las diez de la noche en punto pudo escucharse  la sirena, en el instante preciso, en que finalizaba “Titanes en el Ring”.




viernes, 14 de agosto de 2015

EL CASAMIENTO DE MI PRIMA SARITA pagina 35

El Casamiento de mi Prima Sarita

Sin duda la fiesta familiar más recordada fue el casamiento de mi prima Sarita.
Por la envergadura del evento y sobre todo por el motivo de dicho festejo.
Mi prima nunca fue muy afortunada en el amor, de las tres hermanas era la única que continuaba viviendo con sus padres.
Contaba ya con cuarenta y cinco años cuando les anuncio que estaba de novia con don Evaristo, el carnicero del barrio.
Este era un hombre fortachón, viudo, de sesenta y tres años y un buen pasar económico.
Ni lerdos ni perezosos, mis tíos fueron a visitarlo, con el objetivo de comprometerlo y poner fecha de casamiento lo antes posible.
Mi tío Rogelio, un poco por el entusiasmo y otro poco para asegurarse, ofreció a modo de dote, abonar tres meses de fiado de los cinco que debía en la carnicería, además de que ellos se encargarían de los gastos y organización de la fiesta.
Don Evaristo solo tendría que poner la carne necesaria para el asado, así quedo el trato y comenzaron los preparativos.
Entre mi familia de Buenos Aires y la parentela del campo la lista de invitados trepo rápidamente a ciento treinta.
Don Evaristo no tenía familia y decidió invitar solo a los clientes que estaban al día con el fiado de la carnicería, que resultaron ser cuatro.
Sumando estos, a algunos colados, la cifra rondaría las ciento cincuenta personas.
Mi tía Elvira consiguió alquilar a muy buen precio el quincho del Cottolengo de Burzaco.
-“Es un lugar pintoresco”, dijo, -“tiene una entrada muy linda de diez cuadras de tierra desde la ruta con eucaliptus a los costados en forma de glorieta, muy romántico”.
Mi tío Checa fue el encargado de la parrilla, dos lechones y tres costillares más Chorizos y achuras.
Mi tía Chunga amaso trecientas empanadas, mi tío Echandi fue el encargado de conseguir vino bueno y barato, así se lo encargaron.
Compro a buen precio damajuanas de veinte litros, tinto y blanco, “Cavas de Gonzales Catan, envasado en origen”, rezaban las etiquetas.
La tía Cualdema, que siempre fue la pituca de la familia, dijo que había que hacer un Buffet Froit para recibir a los invitados.
En una punta del quincho se colocó una mesa con caballetes para los novios, los padres de la novia y mi abuelo Pepo, única mesa con mantel y florero con calas en el centro.
El resto, tablones cubiertos con papel blanco.
A la entrada se destacaba el Buffet Froit. Una mesa con una olla de clericó, jarras de vino tinto y blanco, soda, jugo y canapés de morcilla preparados por mi tía Cualdema.
Estos consistían en una galletita Criollita, una rodaja de morcilla, un copito de mayonesa y un cuadradito de tomate a modo de decoración.
Para animar la fiesta se había contratado a “Tucho y su conjunto”, este cantaba Ese toro enamorado de la luna, y canciones de Salvatore Adamo, no tenía mucho repertorio.
  “y ese toro enamorado
de la luna
que abandona
por las noches la manada
despintado de amapola y aceituna”…
Intercalaban ese toro, una de Salvatore, ese toro, una de Salvatore y así sucesivamente.
Todo estaba como se había planeado cuando llegaron los novios en el Gordini del negro Blacky, un amigo de la familia, en el techo del auto se destacaba un gran moño rosa.
Luego de la cena vino el vals de los novios, este no salió muy bien ya que los músicos solo sabían cantar el de los quince,-“Quince años tienes hoy, eres novia de la flor, juventuddd”… sonaba la banda, y ver a mi prima de blanco, bailando este vals a los cuarenta y cinco movía un poco a riza.
Cuando le toco bailar a mi abuelo Pepo, muy elegante el, con un traje negro, moño rojo y boina de vasco a cuadrille, justo en ese momento cayo un fuerte rayo y comenzó a llover copiosamente.
-"Una bendición, una bendición”, grito mi tía Chunga, por cierto algo copeteada a esa altura.
Todo el baile que siguió estuvo muy entretenido, aunque con el ruido de la lluvia no se escuchaba mucho lo que Tucho cantaba.
Esto hacia que por momentos mientras algunos bailaban una cumbia otros una chacarera.
Se hicieron las cuatro de la mañana y con lo que había llovido no había forma de sacar a los novios hasta la ruta debido al barro.
Para esto se utilizó el carro de Antonio Perdiguero, un botellero amigo.
Mi tía Cualdema le había colocado el moño rosa del auto en el cogote del caballo, esto para darle mayor jerarquía al transporte.
A las seis ya no había nada que hacer en la fiesta y el agua había comenzado a inundar el quincho, así que se comenzó a evacuar a los invitados.
Era tanto el barrial que en cada viaje no podían ir más de cuatro personas en el carro y este tardaba casi una hora en llegar a la ruta y volver.
Casi ciento cincuenta personas y un solo carro, comenzaron los empujones y peleas para subir primero.
-"Es como en el Titanic, no hay botes suficientes", grito alarmada mi tía Elvira.
-“Como en el Titanic, que no se detenga la banda", arengo Tucho a sus músicos y comenzaron a tocar ese toro enamorado de la luna.
Asustada salió corriendo mi tía Chunga, quien con sus ciento veinte kilos en cuanto puso un pie fuera del quincho quedo enterrada hasta la cintura en el barro.
Mi abuelo que a pesar de la borrachera no había perdido su destreza campestre, con una soga de un solo intento la enlazo por el cuello y ato la soga a un poste del quincho para que no se siguiera hundiéndose.
Cuatro días llevo sacar a todos, todos menos mi tío checa que abrazado a una damajuana se negaba a salir porque un capitán nunca abandona el barco.
Los bomberos siguieron trabajando para rescatar a mi tía Chunga, la tarea era lenta, debía realizarse con mucho cuidado, no se podía utilizar excavadora, se realizaba con
herramientas de mano para no lastimarla.
Una semana después lograron desenterrarla, la trajeron en un camión junto al tío Checa, justo el día en que los novios llegaron de su luna de miel.
Pudieron traerla pero no del todo desenterrada, la trajeron con el pan de tierra, de la cintura para abajo parecía una gran maseta de dos metros de diámetro.
La bajaron del camión y preguntaron donde dejarla, a lo que mi tío Checa pidió que sea en el fondo, bajo la higuera.
La llevaron rodando, pese a los gritos de mi tía, no había otra forma de hacerlo.
Felices se los veía a los recién casados, varios días les duro la conmoción por tamaña fiesta de casamiento.
Juntos atendían la carnicería, mi tío Rogelio volvió a dejar de pagar el fiado.
Bajo la sombra de la higuera, mi tío Checa con una palita de jardinero, escarbaba y escarbaba, tratando de liberar a su esposa, mi tía Chunga



miércoles, 5 de agosto de 2015

UN PSICÓLOGO PARA MI PSICÓLOGA pagina 34

Un Psicólogo Para mi Psicóloga

No es tarea fácil conseguir una psicóloga a tu medida.
Yo tuve una durante tres años.
Todo parecía ir bien, me sentía cómodo, presentía que me ayudaba.
Ella contaba con la experiencia de haberme visto pasar por varios brotes psicóticos en ese tiempo.
Pero llego una noche que estaba solo, (en ese tiempo todavía me lo permitían), y me sobrevino una crisis.
Es a ella a la única persona que le di una señal, le mande un mensaje de texto, bien claro por cierto.
El instinto de supervivencia es muy fuerte y casi siempre de alguna manera se pide ayuda.
Me contesto con otro mensaje, diciéndome que escribiera en un papelito lo que sentía,
Que en la terapia del miércoles lo charlaríamos.
Mensaje que yo no recuerdo haberlo leído.
Los leyó mi hijo dos días después, el que yo envié y la contestación de ella.
Aclaro que siempre tuve los números telefónicos de mis psicólogas, con la indicación de llamar a cualquier hora si lo necesito, esto a causa de mi enfermedad con tendencia al suicidio, por si las dudas digamos.
Pero nunca llame a ninguna, solo en esta ocasión mande un mensaje.
El asunto fue que no hubo miércoles de terapia.
Hubo en su lugar dos meses de internación.
Después de esto, a pesar de la bronca de tu familia, no tenes fuerzas ni ganas de hablar de mala praxis.
Hasta te cuesta cambiar de profesional.
Por suerte tuve una muy buena psiquiatra, ayudo a que esto no sea una carga muy pesada para el momento, suplanto a la psicóloga viéndome ella una vez a la semana hasta que consiguiera otra que me sirviera.
El primer intento que hice fue un fracaso, si bien mi diagnóstico es preciso, F 31.4 F 60.9, tiene nombre de  meteorito mi diagnóstico, ¿No?
Bueno al comenzar con la nueva mi tratamiento, la primera vez no me gusto.
La segunda seguía el mismo camino y ni ganas me daba de hablarle.
En la tercera comprobé que me trataba como a un posmoderno, que va a terapia porque su gato no quiere hacer pis en las piedritas.
A esa altura es hora de cambiar de profesional, no queda remedio.
Salvo que quieras terminar más loco que ella, o aun peor, igual de pelotudo.
Así es la cosa amigo, es cuestión de probar y probar, hasta que si, por fin encontras quien te pueda ayudar.
Lo notas enseguida, te sentís cómodo, a esta altura ya sabes mucho de la enfermedad y te das cuenta si ella lo sabe, en cada charla notas que algo avanzaste.
Sin la ayuda profesional por más que se bombee, el agua no llega al tanque.
Sé que cuando se está mal son difíciles los cambios.
Pero créeme, como en cualquier enfermedad, es imprescindible encontrar el medico que pegue en el clavo.
Según el caso de tu padecimiento este puede curarte, o en caso de no tener cura al menos lograr una mejor calidad de vida.
Si a un mal cirujano se lo llama carnicero. ¿Cómo se llamaría a una mala psicóloga?
No puedo ser yo quien elija el nombre, ya que estaría inhabilitado por ser parte involucrada.
Queda el caso a la psiquiatría para que designe el apodo que corresponda.
"Con mucho cariño, a todas las otras psicólogas y psiquiatras que tuve y tengo, que por cierto, aunque no puedan curarme, me ayudaron un montón".




lunes, 3 de agosto de 2015

INSTRUMAN pagina 33

Instruman    

Instruman no es un superhéroe.
Es una metalúrgica donde trabajaba cuando tenía dieciocho años.
Ahí fabricábamos termómetros y manómetros para barcos.
Estos son relojes que llevan la sala de máquinas de los mismos, sirven para medir la presión de agua, aceite, temperatura, etc.
Cada tanto teníamos que ir al puerto de Buenos Aires a remplazar los aparatos viejos, por los nuevos de nuestra fabricación.
Generalmente la brigada estaba compuesta por, Espeche, Maidana, El Uruguayo, Finito, el capataz y yo.
El apodo de Finito era debido a su delgadez extrema.
Como se dice era de esos que tienen que pasar dos veces para hacer sombra.
Recuerdo que el uruguayo se llamaba Wilson, pero a Finito no se le conocía otro nombre que no fuese el de su apodo. 
La tarea de reparación de un barco no tenía horario, se trabajaba a destajo hasta terminarlo.
Después de las ocho horas nos corrían las extras, era mucho esfuerzo pero a fin de mes se notaba la diferencia.
Una vez estuvimos todo un día y toda una noche trabajando.
A eso de las nueve de la mañana paramos un ratito a tomar café, quince minutos nomas.
Nos pusimos de pie para seguir con la tarea.
Nos paramos todos menos Finito que cayo seco al piso.
Lo rodeamos asustados, el capataz arrodillado le repetía, -"Finito, Finito", mientras le daba palmadas en la cara.
¡Nada, parecía muerto!, Finito no respondía, ni a sus mandos naturales ni a los otros.
Se hicieron eternos los minutos que tardó en llegar la ambulancia.
Entre la consternación de todos los que lo rodeábamos, el doctor le tomo el pulso, luego la presión, observo las pupilas con una linternita abriéndole los ojos con los dedos.
Nada de nada, parecía no mostrar signo de vida alguno.
Ahí se incorporó el médico y nos dio su diagnóstico, cruel y preciso.
¡Ataque de sueño!
Finito no estaba muerto, estaba dormido.
En una camilla lo trasladaron a un camarote, duro, rígido como rulo de estatua iba el pobre.
Por prescripción médica Finito debía dormir, lo menos nueve horas seguidas.