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miércoles, 15 de julio de 2015

Mi alta en el hospital pagina veinticuatro y veinticinco

Mi Alta en el Hospital 

Hace varios años me diagnosticaron que mi cabeza navega entre dos polos.
Ir a la psicóloga todas las semanas no era problema, cualquiera puede hacer terapia.
Ir al psiquiatra es otra cosa, esto significaba que había una patología, más cuando te llena de pastillas.
No comprendía y negaba mi enfermedad, ni podía comprender en que podía ayudarme la psicóloga hablándome semanalmente, me imaginaba a la curandera que sana la culebrilla de palabra.
Pronto abandonaba la medicación, ayudaba mucho que esta significaba la mitad de mi sueldo, aunque al principio la compraba igual pero sin tomarla, así agrandaba mi stock.
Elegía automedicarme con tres tintos de 3/4 a la semana, concurría a la terapia religiosa y formalmente sin contar nada de esto, nada más cierto que uno está loco pero no come vidrios.
Pronto venia una crisis y con ella todas las pastillas juntas regadas con un buen vino, si iba a ser el último que no sea un toro viejo.
Pero nunca fue el último, claro, morirse no es para cualquiera.
Internación, ajuste o cambio de medicación, a veces cambio de psiquiatra, el que no cambiaba era yo, unos meses y otra vez lo mismo.
En la última crisis después de dos meses de internación, mi nueva psiquiatra indica agregar al tratamiento asistir al hospital de día.
Así llegue a proyecto Suma, sumamente asustado por cierto, este lugar estaba lleno de locos, todos locos menos yo.
Muchas actividades, muchos terapeutas, me dije ¡chau!, estas rodeado, estas hasta las manos.
En poco tiempo fui encariñándome con mis compañeros, comencé a comprender sus dolencias y con la de ellos la mía.
En ese momento para mí, cuatro eran multitud y me incomodaba estar con gente, salvo en el hospital que estaba en grupo de veinte y lo disfrutaba.
Poco a poco fui trasladando esto afuera y pude socializarme.
En unos meses me reía de la locura, jugaba a estar loco y cuerdo a la vez.
Por fin acepte tener un certificado de discapacidad, y mi obra social tuvo que hacerse cargo de los dos mil pesos mensuales de mi medicación, aliviando mi magra economía.
En todo este tiempo trate de ayudar a mis compañeros y ellos a su vez me ayudaron a mí.
Con los profesionales como nexo, no les voy a quitar protagonismo.
El poder aceptar mi enfermedad, por lo tanto no abandonar la medicación diaria, como un insulino dependiente o tantos otros enfermos crónicos, hizo una gran diferencia.
Aunque cada tanto me revele y la medicación quede en el pastillero, esto puede pasar un día, pero al otro vuelvo a mi normalidad en comprimidos.
Así en el hospital, sin casi darme cuenta, jugando en teatro, literatura, arte o musicoterapia, entre otras cosas, fui armándome un andamiaje que permite sostenerme cuando tengo problemas, (quien no los tiene).
Dos años y dos meses después obtengo el alta en Suma, a partir de ahora psicoterapia individual por semana y psiquiatra una vez al mes solamente.
Más de dos años sin tomar todas las pastillas juntas, sin agrandar innecesariamente la cuenta del gas por abrir la llave, más de dos años sin alcohol, ¡guau!, que logro.
Agradezco a mis compañeros por esto, a todos esos locos lindos que me llenaron de ternura.
A los profesionales que me atendieron tan bien, siguiendo mi proceso con un empujoncito cada  tanto para que pueda dar un paso más y seguir avanzando.
A proyecto suma por su función social, ya que estuve becado por no contar con recursos para pagarlo.
Si vos estas comenzando un tratamiento, te sugiero transitarlo sin miedo, te aseguro vale la pena.
Mira, acá estoy, no puedo trabajar pero si socializarme, tengo amigos, algún rebusque desde casa que permite pagarme los cigarrillos, dedico mucho tiempo al jardín y lo disfruto, pinto, escribo, la enfermedad no me impide nada de esto.
Como soy coqueto mientras ando,  pienso, estaré más loco de lo que parezco, o pareceré más loco que lo que estoy, mi preferencia es por la primera, si me dan a elegir prefiero nunca mostrar la hilacha.
Pero pensándolo bien loco, loco, esta mi primo Julio, que siempre en las elecciones corta boleta Macri-Zamora, haciéndome recordar mis dos polos.




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