Matrimonio
Igualitario
Lo
primero que tengo para decir es que está muy bien que todos/as tengamos los
mismos derechos.
Aplaudo
esta reivindicación lograda, aunque no tenga ganas de volver a casarme en
ninguna de sus variantes.
Dicho
esto, que es poco pero no formal, paso a detallar algunos problemas que veo.
Cae
de maduro el chiste fácil, si es igualitario te corresponde fumarte una suegra.
Pero
hay cosas que se pueden poner jodidas de verdad.
Si
tomamos la experiencia del 99% de los matrimonios convencionales, uno/a es
quien trabaja y al volver a su casa limpia, cocina, plancha, etc.
Mientras
el otro/a mira la tele y hace huevo. Solo cumple con su trabajo fuera de la
casa.
A
uno de los/as por la noche puede que le duela la cabeza, el otro/a tenga que
dormirse refunfuñando.
Tal
vez te remuerda la conciencia al haber jurado fidelidad eterna, cuando te caiga
la baba por el chongo o la diosa de la esquina.
Te
comprometiste a acompañarlo/a, tanto en la enfermedad como en la adversidad.
Así
que a no chillar cuando te rompan los quinotos/as por un dolor de panza/zo, o
porque lo/a cago a pedos el jefe/a.
Juraste
hasta que la muerte los/as separe.
¡Chau!,
¡Te empeñaste de por vida!
Es
probable que a los pocos meses de casados/as, salgas a caminar con un maletín
en la mano, a las dos de la madrugada por Fuerte Apache, con la esperanza de
tener suerte y alguien te raje un tiro.
No
digas que no te lo avise.
Ya
conseguida la reivindicación, en el registro civil al momento de la pregunta
final, de quiere por esposo/a, podes contestar, ¡NO!, ¡ahora no quiero!
De
paso dejar culo pal norte a más de un curita desprevenido.
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