El
sueño de Antonio
Antonio
soñaba todas las noches el mismo sueño.
Soñaba
que caminaba libremente por una pradera.
Siempre
el mismo sueño, con la salvedad que noche tras noche este iba mejorando.
Las
flores eran cada vez más perfectas, aparecían rocas hermosas dibujando
contornos increíbles, a Antonio siempre le habían gustado mucho las piedras.
Otra
noche le incorporaba un arroyo.
Otra
hacia cascadas de agua cristalina rodeadas por helechos.
Cada
noche eran mejores y más hermosos los árboles.
Siempre
agregaba cosas que hacían un paraíso del paisaje.
Años
perfeccionando su sueño.
Llego
una noche que su pradera era ya la idealización de la naturaleza misma.
La
imagen anhelada.
El
lugar que jamás nadie vio.
La
noche siguiente, Antonio por primera vez no soñó nada.
Lo
encontraron al mediodía, el cuerpo rígido en su cama.
No
había soportado ni una noche sin sueños, a tal punto que junto al mismo,
Antonio había dejado de existir.
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