El
Aljibe
Mi
hermano quiso tener un aljibe en su casa.
Nostalgia
de las vacaciones en lo de mi abuela de Tandil.
Como
todos supondrán, la mayor complejidad en la construcción de uno, es el pozo.
Después
de confeccionado este, solo queda hacerle una pared chica de ladrillos
alrededor de la boca, para conformar el brocal.
Como
mi hermano no disponía de mucho tiempo, si de mucha ansiedad y nada de ganas de
cavar.
Pues
tiene que tener una medida de quince metros de profundidad, por un metro diez
de diámetro.
En
una larga charla conmigo, ya que estaba metido en la empresa de ayudarlo,
trazamos varias estrategias.
Decidimos
que lo mejor era comprar un pozo hecho y así lo hicimos.
Tres
días después llego el camión inmenso, con un acoplado larguísimo trayendo la
mercancía comprada.
Con
una gran grúa lo depositaron en el fondo de la casa.
Acá
se presentó el primer problema.
El
poso media quince metros de alto, no había forma de sacar el agua desde allá
arriba.
Hubo
que pagar el asesoramiento de un ingeniero, quien después de tomar medidas y
trazar unos planos, aconsejo ponerlo acostado.
Ya
que el terreno era largo, cabía perfectamente.
En
un primer momento, pensamos en enlazarlo y tirar de la cuerda con la ayuda de
varios vecinos hasta derribarlo.
Esto
se descartó enseguida por temor a que se rompiese al caer.
Así
que una vez más se contrató la grúa y esta suavemente lo coloco a lo largo.
Por
suerte antes de construir el brocal, se constató, que este modo no servía.
En
esta posición el poso derramaba agua constantemente.
De
manera urgente vino la grúa a ponerlo de pie nuevamente, ya comenzaba a inundarse
el patio.
Desde
Cañuelas llego un especialista en aljibes.
Luego
de observar detenidamente, rascándose la cabeza mientras repetía “aja, aja”,
nos dio su veredicto.
Recomendó
cavar un poso de las mismas dimensiones al comprado, e introducir este dejándolo
enterrado, de modo tal que la boca quedara al ras de la tierra.
Fue
así como se hiso y quedo perfecto.
En
un solo día construimos la pared del brocal.
Se
le agrego un balde atado a una soga y listo, tarea cumplida.
De
esta manera tan sencilla, en tan solo dos meses, mi hermano tuvo su aljibe,
igualito al de mi abuela de Tandil.
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