El corto tiempo igual le alcanzó para firmar el pacto social con el empresariado, (y la vista gorda de la burocracia de la CGT). Este pacto otorgaba un aumento salarial de 20 mil pesos (muy inferior a la inflación de los últimos cinco meses), aumento de tarifas y congelamiento de las paritarias por dos años; pero la clase obrera con sus luchas perforaba continuamente este pacto consiguiendo aumentos salariales.
En el año 1974 ya con Perón en la presidencia, esta vez no sólo la clase obrera había apoyado su regreso, los militares y los partidos burgueses habían negociado su llegada. Creían que él sería quien podía cerrar la crisis abierta en el Cordobazo y frenar las luchas que arreciaban en el gobierno de Cámpora.
El 22 de enero de 1974 reforma el Código Penal para hacer frente a las luchas del proletariado. Una de las modificaciones daba penas de hasta quince años de cárcel por ocupar fábricas (este es un hecho de la realidad, cualquier parecido con la ley antipiquete es pura coincidencia).
En este marco se desarrolla el conflicto en la fábrica Matarazzo.
Después de largos años de calma y una dura explotación, en junio de 1973 los trabajadores despiertan a la lucha y por primera vez ocupan la planta. Desde entonces la patronal inició una lucha sorda contra los obreros y sus activistas.
En abril de 1974 el personal comenzó a trabajar a reglamento reclamando aumento salarial, un básico de doscientos mil pesos. La respuesta fue el despido de treinta compañeros, entren ellos todo el cuerpo de delegados y los mejores activistas.
La patronal había tomado todos los recaudos, entre el que estaba no concurrir a la planta para no verse expuesta a una ocupación.
Los trabajadores se mostraban tranquilos, días después se pagó la quincena y tampoco hubo respuesta obrera; poco a poco la patronal se fue confiando, la familia Matarazzo festejaba ya un triunfo seguro. Como dicen,“patronal que se duerme es cartera”, con gran empuje de los trabajadores y mucha cautela se había organizado un comité de lucha, éste con mucha picardía supo aprovechar el factor sorpresa sabiamente. El jueves 9 de mayo es ocupada la fábrica entrando los despedidos, los trabajadores respondieron como un solo hombre, se organizó la toma y se encerraron a los patrones como rehenes, que por supuesto dejaron de festejar. Se habían formado cinco grupos: uno para cortar todos los teléfonos menos uno, el que usarían ellos; otro grupo tomó la guardia y la portería; el tercero era para agarrar a los Matarazzo; el grupo que entraba y el de enlace.
Cabe mencionar que el PST (Partido Socialista de Los Trabajadores), contaba con gran influencia en dicho comité y la JTP (Juventud Trabajadora Peronista) con algunos de los mejores delegados.
En un reportaje al comité de lucha publicado en Avanzada Socialista n°103, (periódico del PST) un activista relataba: -“El Ministerio no nos daba ninguna solución, agotados los reclamos decidimos prepararnos para la lucha, nos quedamos quietitos para que se pudiera cobrar la quincena pero preparamos el pastel”.
-“La patronal no sospechó nada y concurrió normalmente, esperando la hora de entrar los activistas se desparramaron en los bares de la zona haciéndose los distraídos; algunos lo estaban en serio porque jugaban al metegol con los muñequitos al revés”.
-“A las diez se dio una señal desde adentro y los grupos se fueron acercando a paso firme y entraron”.
Este reportaje narra muy bien cómo fueron los hechos. Pocas horas después la patronal firmaba la reincorporación de todos los despedidos, aumento de 150 pesos y mejoras proporcionales al precio del fideo.
Fue un rotundo triunfo, pero no quedó allí la cosa. Apenas cuatro días después, el 13 de mayo, la fábrica amaneció cerrada y la policía encarceló a once trabajadores.
El 17 de mayo, ante la imposibilidad de tomar la fábrica, se inicia la huelga en la puerta con una olla popular. Ésta tuvo gran apoyo de vecinos, familiares, organizaciones políticas y trabajadores de otras fábricas de la zona, (Tensa, Pensa, Pan Am, Corni, Astarsa, Imperial Cord, Fate, Eaton, Fadete, Paty, Standard Electric, Del Carlo, etc.).
Se organizaron varias movilizaciones al Congreso y al penal de Devoto, participaron de varias experiencias de organización obrera independiente como el plenario de Villa Constitución. El lunes 27 el comité redacta un comunicado contra el Código Penal y la burocracia sindical; a pesar que ésta los dejó solos, el miércoles 29 paran por 24 hs. en solidaridad, todos los fideeros del Gran Bs. As.
Luego de varias movilizaciones, algunas en conjunto con obreros y familiares de otras fábricas como la Vibram-Gatic, a los 26 días de lucha la patronal y el gobierno son derrotados.
Los trabajadores obtuvieron un gran triunfo: 250 pesos de aumento por hora, (más de lo pedido al inicio del conflicto), reincorporación de todos los despedidos, pago de jornales y premios caídos durante el mes de huelga, la libertad de todos los compañeros presos y con esto la derrota del primer intento de Perón de aplicar el nuevo Código Penal.
Su lucha, que comienza siendo sindical, se transforma también en lucha política al enfrentar y derrotar la política represiva y antiobrera del gobierno.
Los activistas de Matarazzo que surgen en este periodo, verdadera oposición a la burocracia sindical y claro reflejo de la época, ven la lucha de clases desde un lugar privilegiado para su apreciación: siendo partícipes, de este modo toman noción real de quiénes son sus enemigos y quiénes están de su lado. Es por eso que se unen a trabajadores de otras fábricas, intercambian experiencias, participan del plenario de Villa Constitución, debaten con distintas organizaciones políticas.
Muchos obreros comprenden que para no ser derrotados, es necesario entablar la lucha económica y política con un planteo de clase.
Varios de esos activistas aprenden en esos meses algo todavía más profundo, que debían dotarse de una herramienta política: comienzan a militar en el Partido Socialista de los Trabajadores.
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